Se cultiva también en la costa de Colombia, el sur de Venezuela, Ecuador, Panamá, Perú y España. Muchos de sus componentes son utilizados en la elaboración de productos diversos, como por ejemplo dulces, cosméticos y medicamentos.
Se caracteriza por ser un árbol de aspecto desarrollado, de altura aproximada entre 5 y 7 metros, perenne y cuyo tronco se ramifica a muy baja altura. La vida de un árbol de anacardo es de unos 30 años aproximadamente y produce frutos desde el tercer año de vida.
Su nombre original en portugués es caju, palabra que deriva del tupí acajú. Se dice que en el año 1558 el monje y naturalista francés André Thevet hacía referencia en sus relatos e ilustraciones a las plantas y su fruto. De cashú se deriva el término inglés cashew.
Cuando llegaron los colonizadores portugueses, les llamaron mucho la atención las propiedades nutricionales de sus nueces; se dice que llevaron las semillas a la India en 1568 y a partir de ahí fue introducido en el sudoeste asiático, llegando a África en la segunda mitad del siglo XVI. Estados Unidos hizo las primeras importaciones de semillas desde la India en 1905. Entre este año y 1914 se hicieron otras hacia Francia e Inglaterra.
El anacardo destaca como uno de los frutos secos más sanos debido a su perfil nutritivo, y nos aporta ácidos grasos monoinsaturados, como los del aceite de oliva, los más beneficiosos para el sistema cardiovascular, (La proporción de grasa sana que contienen los anacardos es mayor que en el cacahuete, los piñones, los pistachos, las nueces, las pipas de calabaza o las pipas de girasol). La extraordinaria composición del anacardo se traduce en una serie de beneficios para el bienestar y la salud, por lo que la OMS recomienda su consumo.
Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a los frutos secos en el listado de alimentos que benefician a la salud, nueces, almendras y castañas subieron en las preferencias de muchos consumidores.
Su delicado sabor, muy particular, y su textura melosa los hace muy diferentes a otros frutos secos, especialmente cuando se cocinan. Tienen una gran afinidad con especias como la pimienta o el cardamomo y con otros ingredientes como el coco o el jengibre.
Los anacardos son una fuente abundante de magnesio, mineral que forma parte de los huesos y, mediante un mecanismo de equilibrio con el calcio, contribuye a la relajación y el buen estado del sistema nervioso y de los músculos.
Contienen grandes cantidades de triptófano, el aminoácido precursor de la síntesis de serotonina, un neurotransmisor que se asocia con la sensación de bienestar. En concreto su equilibrio en relación con otros neurotransmisores es necesario para regular el apetito y la temperatura corporal, para las funciones intelectuales, para controlar la ansiedad y para el ritmo del reloj interno que determina los ciclos de descanso nocturno y vigilia.
Descubriendo la historia del anacardo o el oro gris de Costa de Marfil
El anacardo fue introducido en Costa de Marfil en los años 60, a través del primer presidente tras la independencia, Félix Houphouet-Boigny. Durante un viaje institucional a Brasil, éste vio plantaciones de un árbol que crecía en zonas semiáridas, como las del norte del país marfileño, y fue obsequiado con unas 60 semillas de anacardo, que fueron plantadas en Costa de Marfil como experimento para luchar contra la desertificación y para dar sombra.
Los anacardos crecieron bien en tierras marfileñas y, en efecto, proporcionaban sombra y madera de cocción, por lo que se plantaron más y más, sin aprovechar por ello ni las nueces, ni las manzanas, que sencillamente se podrían en los campos.
Hasta que llegaron las primeras avanzadillas de Vietnam e India, los mayores exportadores de anacardo del mundo, en busca de nuevas fuentes de aprovisionamiento para satisfacer la creciente demanda internacional de este fruto seco. Con el pasar de los años, el anacardo se ha convertido en un producto especialmente valioso en Costa de Marfil, que desde 2015 es su principal proveedor mundial.
Tanto el Gobierno como el sector privado en Costa de Marfil trabajan activamente en proyectos para impulsar el sector del anacardo. El objetivo es generar un mayor valor añadido en el país e impulsar el desarrollo socioeconómico de todos los actores de esta cadena de valor, que ofrece grandes oportunidades de negocio para empresas locales y extranjeras.
La producción de anacardo en Costa de Marfil proporciona trabajo a más de 250.000 agricultores y un medio de vida a más de 1,5 millones de personas. Este sector concentra un enorme potencial de oportunidades de empleo, de integración social y de reducción del éxodo rural, especialmente para jóvenes y mujeres.
Con información de La Vanguardia de España
23/04/2025