Descubrirás qué prácticas en la agricultura y la ganadería están agotando nuestros recursos hídricos y qué medidas debemos adoptar para cambiar las cosas.
La importancia del agua
Como ya sabes, el agua es un recurso fundamental para la vida en la tierra. El 70% de la superficie de nuestro planeta está cubierta de agua, pero solo cerca del 3% es agua dulce. Y de ese 3%, solo el uno está disponible para su uso. ¿El problema? Que la cantidad de agua dulce disponible está disminuyendo.
Existe un desequilibrio entre el agua que tenemos y el agua que utilizamos y, por si fuera poco, también la estamos contaminando. Además, las sequías recurrentes ocasionadas por el cambio climático agravará el estrés hídrico de muchísimas zonas en un futuro muy cercano. Tenemos que reducir nuestra huella hídrica como sea.
¿Qué es la huella hídrica?
La huella hídrica es un indicador que mide la cantidad de agua que se necesita para producir un producto o servicio. Esta huella puede ser de varios tipos:
Huella hídrica verde: el agua utilizada procedente de las precipitaciones, ya sea en forma de lluvia o de nieve.
Huella hídrica azul: el agua disponible en la superficie terrestre o en el subsuelo.
Huella hídrica gris: está relacionada con la contaminación. Mide la cantidad necesaria de agua que se necesita para diluir la contaminación que un proceso provoca hasta que esta vuelve a estar en niveles seguros.
La humanidad está tensionando los ecosistemas al consumir su agua dulce a un ritmo mayor del que se puede regenerar y, de todos los usos que se hace del agua, hay uno que destaca por encima de todos: la producción de alimentos. La producción de alimentos consume cerca del 70% de todas las extracciones de agua a nivel mundial, 100 veces más de las que utilizamos para fines personales.
A la hora de producir alimentos hay algunos que necesitan mucha más agua para ser producidos que otros. Por ejemplo, la carne y los productos de origen animal suelen tener una huella hídrica mucho mayor, ya que se necesitan grandes cantidades de agua para mantener a los animales y cultivar la comida que estos comen.
Como ves, producir un solo kilo de comida puede suponer una cantidad ingente de agua. Hay prácticas habituales en la industria agroalimentaria que ponen en peligro la poca agua dulce que existe en nuestro planeta. Algunas de estas prácticas son:
Cultivar productos tropicales en zonas desérticas: los frutos tropicales consumen muchísima agua, pero como tienen un mayor margen de beneficios se suelen plantar en zonas áridas.
Poner cultivos de secano en regadío: usar riego en cultivos de secano para aumentar la productividad puede acabar agotando las reservas de agua de las zonas áridas.
La ganadería intensiva: tener muchas cabezas de ganado en muy poco espacio supone un consumo súper intensivo de agua para el territorio y, además, genera residuos contaminantes como purines, restos de medicamentos, etc.
Prácticas contaminantes: hay otras actividades derivadas de la producción de alimentos que acaban contaminando los pocos recursos hídricos disponibles, como por ejemplo el uso de fertilizantes químicos, plaguicidas, etc.
Soluciones y alternativas
Gestionar de manera sostenible y justa los recursos hídricos es fundamental para construir un sistema alimentario sostenible. Para conseguirlo, tendremos que asegurarnos que se tenga en cuenta la cantidad de agua que los ecosistemas necesitan para funcionar correctamente. Podemos reducir mucho la huella hídrica del sistema alimentario si mejoramos tanto en la producción de alimentos como en la manera en la que consumimos.
Mejoras en la eficiencia en la producción de alimentos
El primer paso debería ser reducir las extracciones de agua en aquellas zonas en las que la disponibilidad de recursos hídricos esté en peligro. Otra medida fundamental es recuperar y cuidar los suelos, ya que los suelos sanos con mucha materia orgánica pueden retener hasta 20 veces su peso en agua.
También adoptar buenas prácticas como la construcción de bancales, apostar por la agroforestería, cubrir los cultivos con materia orgánica para retener el agua y evitar que se evapore.
Con información de NatGeo España
10/04/2025